El concepto del “bien común” forma parte integral de la doctrina católica social. Ellos definen el “bien común” de la manera siguiente:
“El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social. Siendo de todos y de cada uno es y permanece común, porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro. Como el actuar moral del individuo se realiza en el cumplimiento del bien, así el actuar social alcanza su plenitud en la realización del bien común. El bien común se puede considerar como la dimensión social y comunitaria del bien moral.”
Aquí se encuentra de manera implícita la idea de que ninguna propiedad, riqueza, ni bien, puede ser realmente poseído de forma privada. En otro lugar, se declara oficialmente que la propiedad privada y todos los bienes siempre están sujetos a regulación de manera que el “bien común” será el principal beneficiario. Además, el Catecismo de la Iglesia Católica declara que:
Corresponde al Estado defender y promover el bien común de la sociedad civil. El bien común de toda la familia humana requiere una organización de la sociedad internacional.
Al alinearse con las tendencias socialistas contemporáneas, el sistema espera poder alcanzar gradualmente una posición de mayor importancia en los círculos políticos, económicos y sociales del mundo secular. La doctrina social católica tiene como objetivo un colectivismo de tipo marxista en el cual cada persona tiene una porción igual del “bien común”, en base a sus supuestos derechos humanos y dignidad humana. Tal concepto le enseña a la gente a depender del gobierno civil en lugar de asumir la responsabilidad por su propia vida y por sus propias decisiones, responsabilidad que la biblia exige de cada individuo. La Biblia en ningún lugar le dice a los creyentes que dependan del gobierno para su sustento, sino que les dice que deben trabajar y buscar a Dios, quien en su misericordia proveerá para los suyos. Pero si la biblia se considera irrelevante, y si el evangelio es pervertido, entonces la Iglesia Católica Romana podrá una vez más tener la oportunidad de convertirse en la autoridad moral internacional que ahora afirma tener en países predominantemente católicos.
Richard Bennett del ministerio “Berean Beacon” http://www.bereanbeacon.org/es/
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