jueves, 21 de abril de 2016

El camino de Caín, el error de Balaam y la contradicción de Coré



!!Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.

Judas 11



1- El camino de Caín (Génesis 4:1-16) representa la adoración carnal e incrédula. Este hombre fue el primer asesino y tuvo que huir de la presencia de Dios. Y así como Caín no cuidaba de su hermano, estos impíos no cuidan de los hermanos y hasta los envidian. En Hebreos 11:4 Caín es presentado como lo totalmente opuesto a un creyente. Él es el prototipo de la clase de gente que los lectores de Judas estaban enfrentando.

2- El rasgo que más claramente caracterizó a Balaam fue la codicia por un vil lucro. Su error, una marcada codicia religiosa, consistía en la utilización de la verdad de Dios para tratar de realizar la obra de Satanás y, más grave aún, ¡ser recompensado por ello! Los falsos maestros referidos por Judas seguían ansiosamente este error. En su momento Pablo tuvo que enfrentarse con esta clase de gente; por eso instruyó a Timoteo que “gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1.ª Timoteo 6:6 y 3: 3-10). Ellos pensaban que el aumento de sus riquezas por negociar con la Palabra de Dios era una señal de su piedad, pero el apóstol Juan elogia a los hermanos que por amor al nombre del Señor no aceptaron nada de los gentiles (3.ª Juan 7). Estos eran devoradores del pueblo (Apocalipsis 2:14), falsos maestros interesados únicamente en sus honorarios. Ellos enseñaban de buena gana aquello que querían oír los que pagaban; por lo tanto, si alguien demandaba una razón por las doctrinas equivocadas que estaban enseñando, estos falsos maestros podían aducir que ellos sólo estaban obedeciendo el mandato de sus amos. ¡El que paga manda!

3- El tercer ejemplo presentado por Judas es el de Coré (Números 16). Él era un contradictor, es decir, un usurpador religioso. Su actitud lo llevó a una total apostasía y su consecuente destrucción. Coré se exaltaba a sí mismo y negaba los derechos de Cristo como sacerdote y rey. Él alcanzó notoriedad al desafiar la autoridad que Dios había conferido a los líderes de Israel. De la misma manera, en los días de Judas había hombres que se insubordinaban a la autoridad de los Apóstoles y a la autoridad de la Asamblea (véase 1.ª Tes. 5:12,13; 1.ª Timoteo 5:1; Hebreos 13:17; 1.ª Pedro 5:5, etc.) Entre los santos hay igualdad. Una importante enseñanza del Señor confirma esto: “Porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos” (Mateo 23:8) Pero estos falsos maestros corrompían las relaciones entre los hermanos con el tramposo argumento de que algunos hermanos eran mejores que otros. Sí, somos hermanos y debemos recordar lo enseñado en Filipenses 2:3: “Estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”. Parecería que estos hombres compiten con lo que ha establecido Dios como lo hacía Diótrefes (3.ª Juan 9,10). Judas identifica muy bien a estos engreídos y problemáticos hombres. Según aprendemos de la rebelión de Coré, estas personas tienen que ser rechazadas. La única forma de escapar del juicio había sido repudiar absolutamente a Coré y separarse de él. Esta referencia de Coré, casi con seguridad, les señalaba el camino de la separación del mal a los lectores bíblicamente instruidos.

E. N. Cross

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