by Dr. Alan White on Abril 29, 2015
Sigue habiendo furor por el cambio climático. Algunos están convencidos de que nuestro clima es frágil, que las actividades humanas están causando cambios peligrosos en el clima y que es esencial tomar acciones correctivas de inmediato. Otros son escépticos. Los escépticos, como yo, creen que la evidencia no respalda algunas de las afirmaciones. Las emociones se intensifican, ya que algunos defensores de las acciones correctivas etiquetan a los escépticos como “negacionistas”, porque están muy seguros de que esas terribles consecuencias son inminentes. Los escépticos con frecuencia se enfurecen con los defensores, ya que se preocupan de que los altos costos de la energía bajarán el nivel de vida para todos innecesariamente. Es evidente que el cambio climático no es puramente una cuestión científica. Las emociones solo se intensifican tanto cuando el tema afectará la forma en que vivimos. En este debate político, los temas se han nublado (con todo el sentido) y los hechos a menudo son ignorados.
Como cristianos, ¿cómo debemos abordar este tema?
Aunque sin duda hay temas que son más importantes para los cristianos, el cambio climático es uno de los que no debemos ignorar. Las consecuencias de la acción y la inacción en relación con el clima podrían afectar el bienestar de todos los habitantes de la tierra. Además, el Señor nos ha dado la responsabilidad de cuidar de este planeta que Él creó.1 Para que hagamos bien esa tarea, necesitamos saber más acerca de nuestro clima. Como científico, me emociona ese desafío. No será fácil separar la realidad de la ficción. Sin duda, la cosmovisión de cada quien tiene un efecto sobre cómo se percibe individualmente este tema. Los cristianos son menos propensos a preocuparse porque el clima se salga de control, ya que creen que la tierra y su clima fueron diseñados y creados por un Dios omnisciente y todopoderoso. Los que creen que los cielos y la tierra son el resultado de un proceso aleatorio y accidental naturalmente se preocuparán por lo que pueda pasar más adelante.
Con el fin de encontrar la verdad, tendremos que entender algunos principios científicos básicos y evaluar cuidadosamente los datos experimentales. Si estudiamos el clima y determinamos que nuestras acciones son perjudiciales para nuestro planeta, tendremos que modificar nuestro comportamiento. Sin embargo, si determinamos que nuestras acciones no causan daño y que las acciones correctivas no son necesarias, entonces debemos alzar la voz y defender a aquellos que serán los más afectados por las acciones correctivas, a los pobres.
Si bien son sistemáticas, las mediciones de temperatura globales no se hicieron antes de 1880 d.C., las estimaciones de temperatura se han realizado sobre la base de datos científicos que muchos creen que se correlaciona bastante bien con la temperatura. Ljungqvist recientemente hizo tal estimación para los últimos 2,000 años con base en los mejores datos disponibles.
Las plantas crecen usando un proceso llamado fotosíntesis increíblemente complicado y brillantemente diseñado, en el cual cerca de 50 enzimas y 100 cofactores trabajan juntos para tomar el CO2, el agua y la luz del sol y los convierte en azúcares y oxígeno. Cuando a las plantas se les priva del CO2, la fotosíntesis no funciona bien.
El nivel de CO2 en la atmósfera afecta el crecimiento de las plantas. Si usted siente la necesidad de preocuparse por algo, tiene más sentido preocuparse por los bajos niveles de CO2 en lugar de los niveles altos. Como se puede ver en la figura 4, los niveles más altos de CO2 son deseables para las plantas. El 8 de enero de 2015, la concentración de CO2 en la atmósfera era de 399.98 ppm.10 El índice de crecimiento de las plantas aumenta del 5 al 50% cuando los niveles de CO2 son más altos que los niveles actuales. Los índices máximos de crecimiento para la mayoría de las plantas se producen cuando los niveles de CO2 están en el rango de 1.000 a 1.200 ppm.11 Para los seres humanos, los efectos negativos de la alta concentración de CO2 no comienzan hasta aproximadamente 5.000 a 10.000 ppm.
¿Cuál es su cosmovisión? ¿Confía en que Dios ha diseñado y creado todo brillantemente y confía en que Él tiene lo que es mejor para usted en el corazón, o será que usted siempre se preocupará porque el planeta está a punto de salirse de control? Mientras reflexiona sobre eso, piense en estas cosas:
- Una reacción nuclear en el núcleo del Sol nos proporciona exactamente la cantidad justa de calor y la superficie del Sol es la temperatura adecuada para proporcionarnos la luz visible que necesitamos.
- El agua, el CO2, y el metano de fuentes naturales causan un efecto invernadero que se estima que eleve la temperatura de la Tierra en alrededor de 59°F.14 De lo contrario, la Tierra se congelaría.
- La vida vegetal y la vida animal son totalmente dependientes la una de la otra. Las plantas crecen por el consumo de dióxido de carbono y liberan oxígeno. Los animales crecen por el consumo de oxígeno y la liberación de dióxido de carbono.
- Los océanos son una tremenda fuerza estabilizadora de la temperatura de la Tierra, y contienen un gran reservorio de CO2.
- El ciclo hidrológico de evaporación y lluvia proporciona un mecanismo para la transferencia de calor alrededor de la tierra y proporciona agua dulce a las plantas y los animales.
- Las nubes ayudan a controlar la temperatura del planeta al reflejar parte de la radiación solar al espacio y al absorber parte del calor irradiado por la Tierra.
- Todo es parte de un gran diseño. La evidencia de la provisión de Dios está en todas partes. “Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa” (Romanos 1:20, NVI).
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