Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codiclas neclas y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdlclón; porque raiz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiclando algunos, se extravlaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. ( 1 Timoteo 6:9-10)
Demas me ha desam . arado, amando este mundo.
2 Timoteo 4:10
La mente mundana condujo a Lot a establecerse en el medio de la corrupción de la culpable Sodoma. No fue la fe, ella nunca lo pondria allí: una mente espiritual nunca lo hubiese llevado allí: "su alma justa” (2 P. 2:7-8) nunca le hubiese hecho llegar a tal lugar. Se trató simplemente de un amor por este mundo el que lo condujo en primer lugar a escoger aquella dirección. y luego a poner sus tiendas hasta allí, hasta finalmente sentarse alas puertas de Sodoma.
¡Y que porción escogió! Era verdaderamente una cisterna rota. sin capacidad de retener agua (Jer. 2:13) -una caña cascada que traspasó su mano (2 Re. 18:21). Al buscar de cualquier modo la forma de administrarnos a nosotros mismos, de gestionar nuestras vidas. obtenemos resultados muy amargos y tristes; estemos seguros de que obrando así cometeremos los errores más graves.
Es infinitamente mejor el permitir que Dios ordene todos nuestros caminos -encomendárselos a Aquel que tiene la mejor disposición y que es ciertamente capaz de hacerlo- permitide a El que esboce nuestro rumbo de acuerdo a Su sabiduria infalible y a Su infinito amor.
No hay duda de que Lot pensó que estaba haciendo bien las cosas (moviéndose hacia Sodoma) para el y para su familia. Pero las secuelas nos muestran cuan equivocado estaba. Tambien suena en nuestros oidos una voz de profunda solemnidad -una voz nos dice que tengamos cuidado con la forma en que nos dedicamos a las labores incipientes de un espiritu mundano. "contentos con lo que teneis" (Heb. 13:5). ¿Por que? ¿Es debido a que usted se encuentra bien acomodado (en cuanto a lo material) en el mundo? De ninguna manera. ¿Entonces qué? “Porque El dijo: No te desampararé. ni te dejare”. ¡Bendita porción! Si Lot se hubiese contentado con ello el nunca habria fijado sus ojos en las llanuras bien regadas de Sodoma.
C. H. Mackintosh
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