"Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que esvuestro? "(MAT. 16:12.NASB)
Las palabras "lo ajeno " quieren recordarnos que nuestro dinero en realidad no es nuestro. Pertenece a Dios, y somos mayordomos cuya función es administrar lo que es de Él. Si Él no puede confiarnos
el uso sabio de su dinero, ¿cómo podría darnos lo que es nuestro? En otras palabras, ¿cómo puede darnos amigos en nuestro futuro, obtenidos a través de nuestra mayordomía? ¿Cómo puede
concedernos verdades espirituales profundas de la Palabra? ¿Cómo puede recompensarnos en el juicio del Tribunal de Cristo?
Por segunda vez en los Evangelios, Jesús dice que es absolutamente imposible vivir para Dios y para el dinero al mismo tiempo. Existe un conflicto de intereses y una división de rentabilidad. A pesar de la claridad con que Él lo dijo, los creyentes aún tratan de hacerlo. ¡Qué extraño! Cuando los fariseos escucharon la poca estima que Jesús tenía del dinero se mofaron. Ellos creían que sabían más que Él. Probablemente miraban sus riquezas y las consideraban una prueba del favor divino. Ellos amaban el dinero y querían tanto como pudieran tener. Desde el punto de vista mundano ellos eran sabios. Pero Jesús los expuso como fraudes de la piedad. Ellos procuraban tener una apariencia justa delante de otros hombres, pero por dentro eran corruptos. Las riquezas que ellos valoraban eran detestables para Dios. Eran religiosos codiciosos y fraudes espirituales. Ellos podían ponerse del lado del mayordomo infiel, el cual fue infiel en lo poco, y no se le podía confiar lo ajeno, por lo cual no era digno de recibir las verdaderas riquezas.
William MacDonald
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