miércoles, 10 de febrero de 2016

El camino que parece correcto de la iglesia emergente


Desde el día de Adán y Eva hasta el nuestro, se ha estado librando una batalla entre la forma cómo los hombres hacen las cosas y la forma cómo las hace Dios.
Muy a menudo, lo que parece ser el camino correcto no lo es para nada. La rebelión siempre se ha debido a una cosa, al rechazo de la Palabra de Dios, porque nuestro camino nos parece más atractivo. Creo que es dentro de este escenario donde mejor encaja la iglesia emergente.

La Biblia verdaderamente es un libro asombroso. Si desea comprender la jornada espiritual del hombre a través de la historia, todo lo que tiene que hacer es leer lo que el Señor ha registrado en su Palabra. No obstante, mientras Dios ha provisto un camino para nosotros el cual debemos seguir si queremos ir en pos de Él y conocerlo, el adversario tiene su propio plan. La última cosa que el diablo desea para el hombre, es que obedezca lo dicho por Dios. En lugar de eso, su objetivo es apartar a la humanidad del camino. Su meta más importante es alejar a las personas del salvador Jesucristo con falsificaciones. Estos desvíos mortales algunas veces se semejan en gran manera a la cosa real... pero en realidad conducen al desastre espiritual. La Biblia dice que esta agenda se intensificará conforme se aproxime el tiempo del retorno de Cristo.

Cuando adoptamos ideas y filosofías de hombres en lugar de la Palabra inspirada de Dios, no pasa mucho tiempo antes que no desviemos. El seguir a los hombres y a sus métodos puede ser peligroso para esas personas, sino están siguiendo a Jesús y su Palabra. Lea lo que Él mismo dijo: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mt. 15:8, 9). Aquí el Señor Jesucristo mostró que los humanos pueden ser engañados incluso en sus esfuerzos por acercarse a Él. Las personas pueden ser seducidas aunque crean que están avanzando por el camino correcto. No en vano dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mt. 7:21- 24).

Los líderes emergentes dicen que para el siglo XXI hay que reinventar, que volver a reconstruir la fe cristiana. Insisten en que se debe establecer una nueva fe y una nueva iglesia, a fin de alcanzar esta generación. Si le preguntáramos a la mayoría de líderes emergentes cuál sería su meta primaria, dirán que alcanzar a esta cultura posmoderna presente, con una fe muy diferente a la que ofrece el cristianismo actual, porque la actual no es auténtica. Le dirán que el cristianismo hoy es demasiado individualista, que no está suficientemente orientado hacia la comunidad, poniendo demasiado énfasis en un reino celestial y eterno, y no el suficiente, en el reino de Dios en la tierra aquí y ahora. Le dirán que la iglesia emergente puede ofrecerle a la humanidad, una fe auténtica, orgánica y real, ya que ahora sabemos que la actual, es anticuada, irrelevante e inefectiva.

El libro "La Fe desechada" desafía el mensaje de la iglesia emergente, y he aquí por qué: La fe bíblica verdadera nunca cambia. Lo que Jesús y sus discípulos ofrecieron hace dos mil años, todavía se le promete a la humanidad hoy y se le ha ofrecido de manera consistente a cada generación. Judas 3 nos exhorta a que contendamos ardientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Mientras los líderes emergentes rechazan el plan de salvación y el pedirle al Señor Jesucristo que sea Señor de sus vidas, Dios de hecho le ha ofrecido al hombre un plan para que sea salvo.

Roger Oakland

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