Con un lenguaje oscuro, una causa aparentemente noble, y conversaciones evasivas, la iglesia emergente está hipnotizando a muchas personas, incluyendo a creyentes, con el apoyo de líderes cristianos, dejando un rastro de confusión y desorden en su camino. Jesús dijo: “...Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12b). Al decir esto, el Señor deseaba que supiéramos que el mundo sin Él es tenebroso debido al pecado. Pero Jesús vino a disipar la oscuridad del pecado y a darnos vida verdadera.
Cuando permanecemos en un cuarto a oscuras, con todas las luces apagadas, no podemos ver nada. Es lo mismo hablando espiritualmente. Si vivimos en pecado, no podemos ver nada espiritual. Cuando el Señor Jesucristo viene a nuestra vida, su Luz nos libra de la oscuridad del pecado. He aquí algunas escrituras que respaldan esto:
• “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Col. 1:13).
• “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6:12).
• “Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1 Ts. 5:5).
Pero hay muchos versículos más. Lo hermoso acerca de la Biblia es que fue escrita por inspiración Divina, de tal manera que incluso la mente más simple pueda entender su mensaje, que es claro: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Jn. 3:16).
La Biblia declara que nos ha dado la respuesta al misterio de la vida, el cual es Dios hecho carne en la persona del Señor Jesucristo, y su Espíritu morando en todo aquel que le acepta por fe. Contraste esto con lo que enseña la iglesia emergente, un mensaje que no es de ninguna manera claro. Un líder del
movimiento escribió un libro titulado El mensaje secreto de Jesús. Pero en la realidad no hay mensaje secreto.
Roger Oakland
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