lunes, 31 de agosto de 2015

Cómo preparar a su hijo adolescente para enfrentar el engaño


·  Esté siempre disponible. Su hijo adolescente necesita que usted tome parte en su vida. Él necesita verle a usted más seguro, más preocupado y más comprensivo que sus compañeros y profesores. Dése tiempo para gozar tanto como para disciplinar, para jugar tanto como para orar.

·  ¡Escuche! ¡Dedíquele toda su atención! Tenga paciencia. Pida comprensión. No reaccione con gritos, consternación ni horror cuando su hijo le cuente lo que ocurre en su mundo. Responda con sabiduría apacible y amor compasivo.
·  Demuestre su aprecio. Demasiado a menudo me sor­prendo a mí misma corrigiendo y recordando, que confirman­do y agradeciendo. Pídale a Dios que le muestre diariamente buenas cosas por las cuales dar gracias.

·  Provéale información relacionada con el humanismo y la influencia de la Nueva Era en la escuela. Sugiérale algunos buenos libros y artículos que pueda leer. Luego planee un tiempo para analizar la importancia de la relación uno con el otro, tanto como en la familia.

· Si usted no está segura de que su hijo adolescente tiene una relación personal con Cristo, ore diariamente para que se abra a la verdad, contacte a otros cristianos y pida por el momento oportuno cuando usted u otro cristiano pueda guiar­le a Cristo.

·  Anímelo a leer la Biblia cada día. Él necesita usar la armadura de Dios tanto, si no más que usted, y eso requiere alimentarse regularmente con la verdad.

·  Practique el hábito de orar juntos. Cuando diga sus necesidades (con discreción) y pida oración, su hijo va a encon­trar mas fácil decir las suyas.

·  Sea un amigo a la vez que un padre. Muestre respeto, confianza (donde corresponda) y verdadero aprecio. Por su actitud y sus palabras, asegúrese de que concuerden, usted puede darle una visión de lo que Dios quiere hacer en su vida. Luego camine con él: no adelante, ni empujándolo, ni arrastrándolo, sino a su lado, animándolo con cariño, disfrutando y respaldándolo.

Los niños son un don precioso, una tremenda responsabili­dad y su mas grande inversión. Prepararlos para seguir a Dios desafía su fe, demanda su tiempo, consume sus energías, lo fuerza a ir sobre sus rodillas, le muestra la suficiencia de Dios y deleita su corazón. No se de por vencido,  «Fiel es el que os llama, el cual también lo hará» (1 Tesalonicenses 5:24).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario