Entonces los que temían a Jehová hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre. Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
Malaquías 3:16-18
En medio de todas estas condiciones morales, la apostasía de las multitudes, encontramos un agradable cuadro de una porción piadosa del pueblo, a la cual el Señor menciona de manera especial. Allí estaban aquellos que temían al Señor. Ellos no tenían simpatía con las malas prácticas de sus hermanos; no compartían el menosprecio e incredulidad manifestada por el pueblo. Ellos serán atraídos los unos a los otros por el Espíritu de Dios; ellos tenían comunión los unos con los otros. Y se reunieron para pensar en Su nombre, para honrarlo, para leer Su palabra, e invocar Su nombre. Y el Señor escuchó, Él se complació con ellos, y es representado como registrando sus nombres en el libro de recuerdos, (Sal. 56:8). Él tiene una promesa especial para estos. "Y ellos serán míos, dice Jehová de los ejércitos, en ese día cuando yo haga mis joyas; y los libraré, como un hombre libra a su hijo que le sirve."
Tal remanente de judíos piadosos existió en días de Malaquías, y cuando ellos pasaron otros tomaron sus lugares. El Señor preservó a esa simiente piadosa en cada generación a través de los cuatrocientos años de silencio. Y cuando ese silencio fue roto, por el mensaje del ángel al sacerdote que ministraba, Zacarías, vemos a tal remanente en el umbral del N. Testamento. Los ancianos Ana y Simeón, pastores y otros pertenecían a este remanente piadoso que esperaba en Dios. Y Así será en Su segunda venida. Un similar remanente estará sobre la tierra esperando Su glorioso retorno.
A. C. GAEBELEIN
Tal remanente de judíos piadosos existió en días de Malaquías, y cuando ellos pasaron otros tomaron sus lugares. El Señor preservó a esa simiente piadosa en cada generación a través de los cuatrocientos años de silencio. Y cuando ese silencio fue roto, por el mensaje del ángel al sacerdote que ministraba, Zacarías, vemos a tal remanente en el umbral del N. Testamento. Los ancianos Ana y Simeón, pastores y otros pertenecían a este remanente piadoso que esperaba en Dios. Y Así será en Su segunda venida. Un similar remanente estará sobre la tierra esperando Su glorioso retorno.
Así es en la cristiandad. El alejamiento de la fe pronto se manifestará en la iglesia profesante. Declinamiento ha seguido a declinamiento, hasta que la terrible apostasía romana fue consumada. Pero en cada generación el Señor ha guardado un pueblo separado para Si mismo. Vino la Reforma, seguida por avivamientos y recuperación de la verdad. Pero el Espíritu de Dios no predice que esta edad termine en aceptación de la verdad, justicia y paz universal, sino que Él predice una apostasía universal. Pero aún entonces Él tiene un remanente que es fiel hacia Él. Ese remanente es visto proféticamente en el mensaje a la iglesia de Filadelfia (Apoc.3.)
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