sábado, 5 de marzo de 2016

¿Que les espera a aquellos que aman las cosas de este mundo?

El juicio de los "que moran en esta tierra"



A la asamblea que tiene poca fuerza, pero que no ha negado Su nombre, Él dice, "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra" (Apoc.3:10).

Estos últimos son evidentemente la misma clase moral cuyo andar terrenal hemos estado considerando; Porque la expresión no se refiere meramente a habitantes del mundo, y esto es claro al referirnos a los capítulos 11:9,10; 14:6, donde los encontramos a ellos distinguidos de "pueblos, y familias y lenguas y naciones."

En el verso citado arriba vemos que cuando el Señor venga y tome a los Suyos del lugar de su trabado y sufrimiento para entrar en Su propio descanso en la gloria de Dios, estos serán dejados (a pesar de su posible profesión Cristiana) para pasar a través del terrible período de juicio tan gráficamente descrito en la última porción de los oráculos divinos.

Que ellos son idénticos con los falsos profesantes de cada edad es claro por el Cáp.6:10 donde escuchamos a los mártires clamando por venganza "sobre los que moran sobre la tierra". ¡Siempre los enemigos de la cruz de Cristo han sido una y otra vez los perseguidores de aquellos que se glorían en esa cruz!

Los encontramos a ellos nuevamente especialmente puestos ante nosotros, en el Cáp.8, que precede el sonido de las últimas tres trompetas. "Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!" (v.13).

Quienes no se preocupan por un nombre y lugar aquí son vistos antes de esto, representados en 24 ancianos coronados en el cielo; Su tema de alabanza, la preciosa sangre derramada en la cruz que los ha separado del mundo. ¡Qué terrible es la posición de aquellos que rechazan el llamamiento celestial que, a través de la gracia, estos han aprendido a valorar! La tierra que ellos han amado ahora es la escena de los terribles juicios de Dios; y para el cielo ellos han perdido toda esperanza; aunque una vez, ellos pensaron que al menos tendrían un lugar allí cuando la muerte los separara de sus delicias aquí. De este modo ellos quieren tener lo mejor de ambos mundos. ¡Pero ahora han perdido ambas cosas!

El testimonio de los dos testigos de Dios solo hiere con agonizante desesperanza; y en medio del gozo universal debido a la muerte de estos testigos, todos se alegran, y se nos dice: "Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra" (Apoc.11:10)

Pero aunque ninguna voz aquí abajo puede continuar proclamando su destino, en el cielo se escucha una gran voz: "Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo" (Apoc.12:12).

¡Cuán marcado es el contraste aquí!, con las palabras: "Regocijaos, cielos, y los que moráis en ellos."

En el próximo capítulo, mientras autoridad es dada a la bestia Romana "También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8 Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" (Apoc.13:7,8). Porque ellos no estarán sin religión entonces, como no lo están ahora. Dos veces en el Cáp.17 ellos son también referidos, en conexión con la misma bestia y la ramera que cabalga sobre ella. "Con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación" (v.2). "La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será." (v.8)

¡Terrible futuro para la Cristiandad apóstata! Es el falso Cristo "el hombre de la tierra;" Con apariencia de cordero, quien los guía en la adoración de la primera bestia. "Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando" (13:12-14)

Ella será entregada a un espíritu de error o engaño. Aquellos cuyos corazones están sobre las cosas de aquí abajo tienen un dios y un cristo propio, de la tierra y conveniente a ella, pero todos de igual forma serán destruidos a la aparición del Hombre celestial en juicio.

Tal en resumen entonces, es el camino presente y la porción futura de aquellos que piensan en las cosas terrenales, "cuyo fin es destrucción".

Consideremos esto, amados, para que andemos en una santa separación de ellos ahora, "aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne." (Judas 23). "Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios" (Col.3:1-3)

Como extranjeros y peregrinos, pueda ser nuestro apurar nuestros pasos a la tierra donde ha ido Aquel que ha ganado nuestros corazones por morir por nosotros sobre la cruz, y que pronto ha de venir para tomarnos consigo mismo a la casa del Padre. ¡Qué miserable y pobre parece Egipto entonces cuando nos alimentamos del maná oculto!

H. A. Ironside

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