El gran tema de la primera epístola a los Tesalonicenses es la venida del Señor por Sus santos; el de la segunda epístola es Su retorno en gloria con ellos.
Entre estos dos eventos se desarrollará plenamente el misterio de iniquidad, o el secreto de la iniquidad. Entonces esto no parece ser una cosa nueva. Aun en sus propios días, cuando el Cristianismo estaba en su infancia, el apóstol escribió, "el misterio de iniquidad ya está obrando" y eso efectivamente, porque la última palabra implica en el original esto (2ª Tes.2:7). Lado a lado con la proclamación de la verdad siempre ha estado la obra satánica, tratando de corromper la verdad, introduciendo venenosas imitaciones que engañan a las almas de todos los que las reciben.
Ya se nos ha mostrado esto en símbolos bajo las figuras de la cizaña sembrada entre el trigo, y la mujer ocultando levadura entre las tres medidas de harina. La misma cosa se nos muestra en la epístola a Tiatira, donde la falsa profetiza Jezabel está enseñando sus abominables doctrinas en las mentes de sus discípulos (Apoc. 2:18-23).
Invariablemente Satanás obra por medio de imitaciones. Dios ha revelado santos misterios a Sus siervos. El diablo también debe tener sus cosas profundas, que de este modo apelan al orgulloso y carnal espiritualmente. El misterio de iniquidad es, de hecho, la obra del pensamiento humano, energizado por Satanás, en las cosas divinas. Rechazando los seguros testimonios de Dios, y andando en vana confianza, el oído está preparado para entregarse a las fábulas, y el pensamiento se revela en sorprendentes y extrañas enseñanzas, que agradan a la carne y la extravían, pero no solamente no son de ningún provecho, sino que sirven para ruina de todos aquellos que corren tras ellas. El objetivo de Satanás es apartar la vista de Cristo; entonces el misterio de iniquidad hace mucho del hombre, y, por cualquier medio, pone al Señor Jesús a la mayor distancia posible. Y es por imitar verdades escriturales que esto es realizado exitosamente. Si fuese de manera diferente, el simple sería alarmado. De manera que se nos dice que "Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe" (2ª Tim.3:8).
H. A. Ironside
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