lunes, 12 de octubre de 2015

La influencia del cine y la televisión

 La persuasión por medio de la identificación



Las imágenes del cine son irresistibles. Atraen el ojo, cautivan la atención, y estimulan la mente. Por lo tanto, la «comunicación visual» -cine y televisión- es un poderoso recurso de comunicación (Spiritual Counterfeits Project).

En 1977, el pastor de la juventud llevó a nuestro hijo Todd a ver la película Vaselina. Usted quizás la recuerde: era una película escrita en la década de los setenta para exaltar la década de los cincuenta. Mi esposo y yo fuimos a verla a la noche siguiente. Quedamos perplejos al darnos cuenta de que un confiable líder de la iglesia había llevado a adolescentes a ver una película que modela la promiscuidad y aplaude a una heroína que se vuelve de la moralidad a la tolerancia.

«No se preocupen»: dijo el pastor de los jóvenes algunos días después. «Yo les enseñé la forma de evaluar la película. No puede causarles daño».

¿Que no puede? ¿Y qué me dice de imágenes que se alma­cenan en el cerebro? ¿Y de los recuerdos de un proceso que hace que la moralidad parezca intolerante, fría, lista a juzgar, y que hace que lo malo parezca gentil y bueno? ¿Y de la manipulación que ocurre cuando los más jovencitos se identi­fican con el héroe y participan emocionalmente de lo bueno y lo malo que realizan los personajes?

Imágenes sensuales, visiones místicas y sugerencias tentado­ras no inmunizan a los espectadores en contra de lo equivocado. En lugar de eso, desensibiliza la conciencia y estimula el deseo por mas. Almacenado en el cerebro, el estimulo seductor continúa su influencia en la mente sea que lo reconozcamos o no.

Hablar de estas escenas después no puede borrar las imá­genes almacenadas. Vistazos a actividades inmorales, identificación con personajes que se oponen a Dios, y recuerdos del aparente triunfo del mal... son ladrillos en la construcción del sistema de valores del niño.

Los cronistas e incluso los publicistas han percibido un creciente y aparentemente insaciable apetito popular por el misterio y la auto-superación. Sólo a comienzos de 1987, un crecimiento expo­nencial ha generado un ímpetu fresco, una aceleración en el ritmo de aceleración (Marilyn Ferguson en La conspiración de Acua­rio).

 Cuando vi Vaselina, también sentí el tirón del sistema de valores del mundo. Primero aplaudí en silencio a aquella dulce e inocente muchacha que se mantenía firme en lo que creía. Pero la creciente tensión entre el deseo sexual insatisfecho del héroe y la moral de la heroína se alzaba para encender el deseo de una resolución. Al final, la heroína se vistió un negro, atractivo y bien ajustado traje, todo lo cual simbolizaba su decisión de desechar los valores que le «privaban» de aquel que amaba. Mientras me sentía disgustada con su estúpida decisión y su ejemplo destructivo, me encontré disfrutando el alivio de la audiencia por lo que parecía ser la única solución confortable al problema.

¿Cambiaron mis valores? No. Pero por un momento me vi tentada a sentir que los sabios estándares de Dios eran arcai­cos, y que las formas del mundo eran más apropiadas para nuestros tiempos.

¿Ve usted el peligro? ¿Puede identificar conmigo la lucha? Entonces podrá captar el peligroso conflicto que enfrentan nuestros niños. La mayoría de los valores no han sido ni examinados ni confirmados, ni probados ni practicados como los suyos y los míos. Ellos aun no tienen el conocimiento necesario para discernir el error. No obstante tienen que enfrentar un increíble y furioso ataque de mensajes engañosos.

Berit Kjos

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