Los evangelios nos enseñan que Cristo fue tentado por el diablo (es decir, Satanás: Marcos 1:13). Esto significa que Satanás le presentaba tentaciones a Cristo, pero que en Él no había nada que quisiera responder a ellas. Esto es lo que marca la diferencia. Todos nosotros tenemos la inclinación a responder a las tentaciones de Satanás, a los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida (1.ª Juan 2:16), porque tenemos la carne, la naturaleza pecaminosa, lo cual no sucedía con Cristo. Él debía ser tentado, pero no para probar si podía pecar, sino para demostrar que no podía hacerlo.
Michael Hardt
http://biblecentre.org/content.php?lng=33&mode=7&item=1856
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