lunes, 16 de noviembre de 2015

La separación no es aislamiento


Cuando la Palabra de Dios se refiere a la separación, no está refiriéndose a un aislamiento. Ninguno de los escritores del Nuevo Testamento, al tratar acerca de la ruina y de la confusión en el testimonio cristiano, presenta que la respuesta sea que el cristiano se aísle. De hecho, dicen lo contrario. El mismo pasaje de la Escritura que nos manda limpiarnos de la confusión de la casa grande separándose de dicha confusión nos dice también: «Sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor» (2 Ti. 2:22). Esto muestra que debemos buscar la comunión con aquellos que tratan de mantener los principios de la Palabra de Dios.

¡Más luz!

Un importante principio para ser guiados en un tiempo de defección es: «Dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien» (Is. 1:16-17). No será hasta que estemos preparados para separarnos de aquello que sabemos erróneo en el ámbito de la profesión cristiana que podremos esperar recibir luz para los siguientes pasos en el camino. Cuando tratemos de andar en la luz que Dios nos ha dado, nos dará más luz. «En tu luz veremos la luz» (Sal. 36:9). Este es un principio constante en toda la Escritura.

Abraham es un ejemplo de eso. Dios lo llamó mientras vivía en la tierra de Ur de los Caldeos, y le mandó que fuera a un lugar en la tierra de Canaán que le mostraría a su debido tiempo (Gn. 12:1-3; Hch. 7:2-3). Por la fe «salió sin saber adónde iba» (He. 11:8). Cuando se detuvo en el camino en Harán y se estableció allí, no recibió más luz ni comunicación de parte de Dios para su camino (Gn. 11:31). No fue hasta que hubo continuado su viaje hasta la tierra de Canaán, como el Señor le había mandado, que recibió una nueva comunicación del Señor (Gn. 12:4-7). Y lo mismo nos sucede a nosotros en el camino de la fe. Es algo como los faros de un automóvil que se desplaza en medio de la noche. Sólo dan luz al viajero para 70 a 100 metros a la vez. Al ir moviéndose el vehículo, el conductor tiene luz para la carretera para los siguientes 70 a 100 metros. Pero si el automóvil se detiene, el conductor no tiene luz para más adelante. Y recordemos, es a aquellos que estén dispuestos a hacer la voluntad de Dios, cueste lo que cueste, que les será dado conocer la verdad (Jn. 7:17).

Traducción: © Copyright Santiago Escuain 1998
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