La Cristiandad, madre e hijas (Apoc. 17:5), caerá bajo la sentencia universal. Los tratos y designios de Dios con los fieles no fallarán ahora como nunca lo han hecho; el propósito de Dios en gracia será establecido en Cristo y la iglesia en lo alto más allá de todo poder del enemigo. Pero no hay diferencia entre el judío o el gentil en cuanto a la profesión responsable sobre la tierra. La única excepción es el Señor Jesús, Quien dará efecto a esto como a cada otro designio de Dios en el día futuro. El, no el papa, es la Cabeza de la iglesia; Aquel que es el comienzo, el primogénito de entre los muertos (porque es en esta condición, no solamente como encarnado, que comienzan las relaciones de la iglesia con Él) para que en todas las cosas Él tenga la preeminencia.
Nadie se engañe en ninguna forma. El día no vendrá, sin que antes venga la apostasía, primero vendrá (no una reunión sino la apostasía, excepto ambas cosas se junten) y el hombre de pecado sea revelado, el hijo de perdición (2 Tes.2). Quienes creen con Lutero, Calvino, y Knox, con Crammer y Jewel y Parker, con Baxter y Howe y Owen, que el romanismo es la apostasía y el Papado el hombre de pecado, deben profundamente lamentar que el anciano hombre de estado se incline ante el Para Leo XIII, y desprecien y desaprueben que eso detrás el poder del Vaticano demandará en su incansable e infaltable orgullo y la ambición del dominio universal para su líder. Pero mientras esto es una completa incredulidad dudar de que Roma es la ramera del Apocalipsis, un más audaz portento será la consecuencia de los bautizados, incluyendo al Papado y el Protestantismo y también a los Judíos en una más completa apostasía, y en la exaltación del inocuo a quien el Señor matará con la brillantez de Su venida, y que de este modo introducirá los días del cielo sobre la tierra, como solo Él es competente y digno y preordenado para realizar.
Con esto concuerdan todos los oráculos del N. Testamento como los del Antiguo. La cizaña (Mt.13) arruinó el campo; pero no hay remedio para esto hasta la aparición del Hijo del hombre para juzgar en la consumación de la edad (Mt.13:27-43). Como en los días de Noé y Lot, así será en los días cuando el Hijo del hombre sea revelado (Lc.17), no reunión, sino el juicio de los vivos. 1 Tim. 4 y aún más fuertemente 2 Tim.3, prueban la no continuación en la bondad de Dios, y por tanto la necesidad de escisión (como en Rom. 11. ¿Y qué significan 2 Ped.2; Judas, 1 Juan, y el Apocalipsis? Aun 1 Ped. 4:17 declaran que llegará el tiempo cuando el juicio comience por la casa de Dios.
Individuos pueden ser por la gracia de Dios libertados. Pero el mal como un todo una vez insinuado permanecerá como tal hasta el juicio divino; que ciertamente está cerca, ya que el Señor está preparado para juzgar a vivos y muertos. La esperanza de la reunión de la Cristiandad no solo no tiene como autorización una sola palabra, sino que tal esperanza es contraria al uniforme testimonio del Señor y de Sus apóstoles. Esta brota del yo caído; que se aleja primeramente de la voluntad de Dios, y después descuida o desafía Su palabra, nunca abandonando la vana confianza en el hombre.
¿Cómo puede hombres sobrios esperar que aquella que dice en su corazón , "estoy sentada como reina, no soy viuda, ni veré llanto", deje su falso trono, y se arrepienta en el polvo? Ahora, especialmente ¿han establecido ellos una mujer pura y un hombre infalible (el Papa) como sus nuevos becerros de oro? ¿La frente de esta se ruboriza por la adoración en una forma u otra de la virgen, ángeles, y de huesos y ropas de muertos, como también del crucifijo? ¿Está ella avergonzada del celibato del sacerdocio, con su auricular confesión y otros horrores directos e indirectos? ¿Repudia ella su pretendida transustanciación y su enemistad y oposición a la lectura de las escrituras? ¿Roma se ha libertado de esa mentira de la misa? ¿O de mostrar a esta como un sacrificio expiatorio por los vivos y por los muertos? Esto sería conforme a las Escrituras, un sacramento, no de remisión de pecados (como lo anuncia la mesa del Señor), sino de su no remisión. ¿No es confesadamente un sacrificio lo que ellos realizan allí, que es justamente la prueba de la ineficacia como en los sacrificios Judíos, que la epístola a los Hebreos contrasta con la ofrenda y sacrificio de Cristo una vez y para siempre (Heb.9, 10), y de los resultados de esto para el creyente? Porque donde hay remisión de pecados, "no hay más ofrenda por el pecado" Esto es lo que proclama el evangelio, y lo que contradice la Misa: un evangelio diferente, que no es otro.
¿Qué puede uno pensar de Anglicanos escuchando a Roma, cuando sus propios artículos de religión pronuncian que el sacrificio de la Misa es "blasfemo y un peligroso engaño"? ¿Y qué Roma " ha errado no solo en sus ceremonias, sino también en materias de fe"? ¿No a la profunda y progresiva alteración de la última mitad del siglo en el cuerpo Anglicano sido un retorno, no a "lo que era desde el comienzo", sino a los ritos y doctrinas de la no reformada Cristiandad en oriente y occidente?
Si usted valora la Escritura, y si se aferra al evangelio, y tiene redención en Cristo, y honra al Hijo como al Padre, y conoce que corporativamente usted es parte del templo de Dios y su cuerpo un templo del Espíritu Santo, guárdese de alguna reunión con la ciudad de confusión, destinada a la destrucción. Guárdese de mirar atrás, para no llegar a ser un pilar de sal. Porque Dios no puede ser burlado, y el Señor puede ser provocado a celos.
W. Kelly
2015 Palabra de Verdad y Cordura
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