miércoles, 25 de noviembre de 2015

Las cosas se están moviendo rápidamente hacia la apostasía



Antes de que el  día del Señor  llegue debe  venir primero la apostasía, y el  hombre de pecado debe aparecer. "Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición" (v.3). Esto no debe confundirse con otras   predicciones .Es importante   dividir justamente  la palabra de  verdad. En  1  Tim. 4:1  el mismo apóstol escribe, "Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe". Si los versos que siguen son  examinados  cuidadosamente, se verá que el  papado  está aquí en vista, con su hipocresía  y  restricciones satánicas. La  expresión "últimos  días" por  tanto significa  simplemente los tiempos subsecuentes  al  escribir la epístola. 2  Tim. 3:1, presente una nueva etapa en el desarrollo del mal: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos." No leemos aquí de  algún alejamiento de la  fe; el mal es mucho más general. ¿Quién  puede  leer  el lenguaje del Espíritu Santo en  2  Tim. 3:1-5,  y fracasar en  ver  que  son nuestros  días los que se  describen vívidamente?  "Los  últimos  días" están siguiendo su curso  ahora.



Pero 2  Tes.2 habla de un periodo posterior  y más  solemne aun.  Graves como son las   características  de "los últimos  tiempos"  y los  "últimos  días," la apostasía  es insondablemente más  serios. Esto no significa  nada menos que una  renuncia  universal a toda profesión de  Cristianismo.  Los   verdaderos discípulos del Señor_ la sal_ habiendo  sido quitada,  y el Espíritu Santo  habiendo dejado la  escena, ¿qué podría  preservar a  la multitud de la ruina? No que  la profesión nominal del  Cristianismo será  necesariamente abandonada   inmediatamente después que los  santos sean  removidos de la   tierra. Esta profesión, sin  duda, será mantenida por  un  tiempo.  Muchos  edificios  religiosos  estarán, como es  habitual, abiertos,  y muchos sermones sin Cristo serán  predicados, como ¡ay!  A menudo  ya  vemos  hoy. Pero esto  no continuará por largo  tiempo. La mente  liberal (así llamada) prevalecerá. No se  estimará más   necesario contender  por esta o  aquella   verdad; la  unión de la  cristiandad (de la que escuchamos mucho  hoy) entonces será más que posible, solo  para ser seguida,  bajo el liderazgo satánico, por el abandono del mismo  nombre  y forma del Cristianismo.



Muchas  almas  realmente  sinceras encontrarán que es difícil  creer  esto. Ellos   por largo  tiempo  han  apreciado el  pensamiento que el evangelio está  destinado para  convertir a  todo el  mundo,  que les parece  inconcebible que la  cristiandad misma llegue a ser  más corrupta  y mala  aun que  el mundo  pagano.  Pero el  testimonio de las  Escrituras  debe ser  enfrentado honestamente. Nada puede  ganarse, sino  por el contrario,  por animarnos con falsas  esperanzas. De este modo  realmente  damos al enemigo ventaja,  porque   una  medida de  ceguedad debe inevitablemente resultar en  cuanto  a  nuestro actual  camino en medio del oscuro  y  creciente  mal.



No puede  negarse  que las  cosas se  están moviendo  rápidamente  hacia la  apostasía. No quiera  Dios que uno  presente  un  cuadro más  oscuro que el que debe ser, pero los  hechos  son  patentes a  todos.  Por todos  lados  la  inspiración de las  Escrituras es  cuestionada  o negada; muchos se  satisfacen en las más  relajadas  y serias  especulaciones   concernientes a la persona de  Cristo;  la  doctrina  fundamental de la  expiación  es puesta a  un lado por multitudes; el  castigo eterno de los  impíos es  ampliamente   repudiada;  y muchos más lamentables detalles  podrían ser  añadidos. Este es un día de  compromisos  y  renuncias.  Verdades por las cuales nuestros padres  sufrieron ahora son livianamente  sostenidas,  como si ellas  fuesen meras bagatelas; y aquellos  que  sufrieron por ellas en el pasado son  considerados  ahora  por no pocos con  una  forma de compasión,  como  habiendo sido demasiado  estrechos   y  escrupulosos, ¡quienes  hubiesen  sido  ayudados  con la luz  del siglo  diecinueve!

W. W. Fereday
http://www.palabradeverdadycordura.cl/index.php/profecia/60-la-apostasia-de-la-cristiandad-y-el-anticristo

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