¿Cómo reaccionamos nosotros frente a estos ataques?. Dios nos demanda tomar una posición clara. Si alguno viene a nosotros y nos trae otra doctrina que no es «la doctrina de Cristo », o debemos recibirlo en nuestra casa, incuso no saludarlo (2 ª Juan v.7-11) . Cuando errores son enseñados sobre el tema de la persona y obra del Señor, tenemos que resistir firme y claramente, y si es necesario, incluso en público (Gálatas 2:11-18). Tito exhorta a rechazar al « hombre sectario» — el mentor, el fabricante de sectas — « después de una y otra amonestación » no concediéndole la posibilidad de expresarse en medio de los creyentes (Tito: 3:10,11). Igualmente, debemos alejarnos de « los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido » (Romanos 16:17).
Si se trata de la persona de nuestro Señor y de su obra, o de la verdad fundamental de la palabra de Dios, nuestra actitud debe ser enérgica y sin compromiso. Actuemos con humildad, con dulzura y con un amor verdadero (Efesios 4:15). Solamente así se puede actuar con autoridad moral. Tengamos el corazón dispuesto para adquirir un buen discernimiento espiritual, y no dejar que se obscurezca por toda suerte de consideraciones humanas. Coloquémonos con determinación al lado de Aquel que ha dado su vida por nosotros.
M. Seibel
Traducido de “Le Messager évangélique”
Febrero 2010
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