domingo, 3 de enero de 2016

MUNDANALIDAD: SUS CAUSAS, EFECTOS Y ANTÍDOTO






PARTE I

SUS CAUSAS




Alrededor de cien años atrás, el Señor se complació muy claramente  despertar a algunos de Su pueblo al hecho que Él estaba retornando. Otras verdades fueron también recuperadas, relacionadas con el cuerpo de Cristo y la presencia del Espíritu Santo,  con el resultado que muchos creyentes  vieron que separación del mundo en su triple forma (social, política, y eclesiástica) era el único camino para el cristiano.



Aquellos que de este modo realizaron el verdadero carácter y llamamiento de la iglesia comenzaron a reunirse   en toda simplicidad para recordar al Señor Jesucristo al partir el pan, y  buscar adorar al Padre en espíritu y en verdad.



¿ES LA SEPARACIÓN COMPLETA HOY?




Es de toda importancia  observar que fue en conexión con esta completa separación moral que este estado de cosas fue reavivado. ¿No es igualmente verdadero que  debe  existir la misma separación, si ésta ha de ser mantenida? Indudablemente.



Y aun así ¿no hay señales de que el mundo nuevamente  está introduciéndose?  Las cosas son mucho más relajadas que lo que era. Lo que habría sido  rechazado unos años atrás ahora se tolera, o quizás es recomendado.



La rapidez para adoptar las modas de este mundo, y la prontitud con que cualquier cosa popular es tomada por el pueblo de Dios bajo el argumento de que eso es sano, son indicaciones más o menos marcadas  de que la línea de demarcación está gradual, pero seguramente siendo borrada.



Leemos de los hijos de Israel después que se establecieron en la tierra: "el pueblo sirvió al Señor todos los días de Josué, y todos los días de los  ancianos que sobrevivieron a Josué, que habían visto todas las grandes obras del Señor, que él hizo por  Israel...Y se levantó otra generación después de ellos... y sirvieron a los  Baalim" (Juec.2:7-11)



¿No tenemos aquí una lección y advertencia? Triste será el día cuando la verdad deje de producir algún efecto separador. No están faltando indicaciones  de que este peligro ya nos amenaza, y realmente ya se encuentra entre nosotros.



Al considerar el tema de la mundanalidad, puede ser útil preguntar, primero, cuáles son sus causas; después, señalar algunos de sus efectos; y finalmente, sugerir el antídoto.



¿POR QUÉ SOMOS MUNDANOS?




Primero, las causas. Una causa principal de la mundanalidad se encuentra en que ésta está profundamente enraizada en cada corazón humano. Porque ¿qué es la mundanalidad sino el ministrar en alguna forma u otra al yo? Si solo hubiese una completa ausencia de búsqueda propia, la mundanalidad sería una  imposibilidad.



Pero esta  base principal es tan antigua como la raza humana.  Esta se mostró en el huerto de Edén, porque el egoísmo estuvo detrás del acto de nuestros primeros  padres. Eva "vio" que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y un árbol deseable  para alcanzar la sabiduría, y "ella tomó de su fruto, y comió."



Dios fue dejado fuera de la consideración de  Eva, el yo vino a ser el centro y objeto; y con el hombre como hombre esto ha sido así desde entonces. Qué diferente es con el Señor Jesús cuando Él fue tentado y Satanás  apeló una y otra  vez  a intereses propios  en Él, pero éste interés no existía en Él.



Pregunto, entonces ¿Por qué somos mundanos? La respuesta, ante todo, es, "porque somos egoístas." Y mientras Dios no venga a ser el centro, en lugar del yo, seremos verdaderamente mundanos. ¡Qué todos pudiésemos comprender esta importante y simple verdad!



INFLUENCIAS QUE NOS RODEAN




Si la primera y principal causa debe ser vista en nuestros propios  corazones,  pueden encontrarse  otras en lo que nos rodea.  Nunca el mundo tuvo una apariencia más  fascinante. Satanás  parece justo ahora estar haciendo un esfuerzo supremo para pulir y mejorar este mundo, de manera que puede hacer  creer aun a los creyentes  que éste no es tan malo, y tomarlo desprevenido.  Sermones son encarnados en representaciones  dramáticas, y la religión parece un juego.



Los hijos de  Dios están siempre  expuestos a ser afectados por las prevalentes  influencias del tiempo, y esta edad es  claramente  una de placeres. Al referirse a estos mismos  días, la Escritura no solo nos dice  que los hombres serían "amadores de sí mismos", que, como hemos visto, constituye la misma esencia de la mundanalidad, sino que también los describe como "amadores de los deleites más que de Dios" (2 Tim.3:2,4)



Ahora, si esta es la atmosfera que nos rodea (y lamentablemente, esto caracteriza aun al mundo religioso) ¿No estamos en peligro de ser infectados por esto? Además, ¿no estamos ya infectados por esto?



Note, que la  escritura no condena todo  placer. El ejercicio corporal es un placer, y  tiene sus beneficios, pero la misma autoridad nos dice, que solo "para poco aprovecha."  Pero la indebida proporción es contra lo que debemos estar alerta, amadores de los deleites más que de Dios.



¡Oh!, Que más a menudo podamos preguntarnos a nosotros mismos, ¿hay algo que amo más que Dios? A menudo no se trata del daño en las mismas cosas, sino que se permite que estas dejen fuera, y ocupen el lugar que Él debe llenar.



Otras causas y cosas además de los deleites así llamados tienen su efecto sobre nosotros, excepto estemos en guardia contra estas. Hay vestiduras, por ejemplo. ¡Cuántos cristianos han sido entrampados por estas! Y esto no es solamente  debido a que las ansias y deseos ya están allí, sino también porque los dueños de tiendas tienen poco que mostrar aparte de las nuevas modas, de manera que un verdadero esfuerzo tiene que hacerse para vestirse adecuadamente.



Allí está la cuestión de ser absorbidos por los negocios y el trabajo, que demandan el ejercicio de cada facultad  y el estiramiento de cada nervio en vista a mantenerse en el tiempo, de manera que todo lo demás es arrastrado, excepto haya determinación por "buscad primeramente el reino de Dios y su justicia" y la fe para creer que todas las demás cosas nos serán añadidas.



Además, la ausencia de persecución y la posibilidad de vivir sobre términos cómodos con el mundo también a menudo viene a ser una trampa; ¡cuántos hay cuya alma declina y la mundanalidad son atribuibles a su éxito en esta vida! Es difícil no ser mundano bajo la sonrisa de la prosperidad.



¿No son éstas algunas causas de la mundanalidad? ¿Y no haremos bien de preguntarnos a nosotros mismos, con toda seriedad, como en presencia de Aquel con quien tenemos que hacer, en qué medida hemos sido afectados  por estas  causas?



¡Con tanto a nuestro alrededor para atraernos y apartarnos del estrecho camino de separación, necesitamos estar en guardia, ante todo y especialmente contra las tendencias  dentro de nosotros mismos!



La mundanalidad está en nuestros corazones antes de estar sobre nuestras espaldas o en nuestras  casas. Es nuestro corazón el que debemos guardar con toda diligencia.

http://www.palabradeverdadycordura.cl/index.php/vida-cristiana/162-mundanalidad-sus-causas-efectos-y-antidoto

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