El primer capitulo del libro de Daniel constituye una introducción.
Se refiere al estado moral adecuado para poder ser iluminado en los caminos y consejos de Dios.
Leemos en él acerca de un pequeño grupo de hombres fieles que se mantenían apartados del mal para Dios, en una época cuando todo parecía estar en contra suya y cuando aparentemente no había nadie a quien pudieran recurrir en busca de ayuda.
Este pequeño grupo, Daniel, Ananías, Misael y Azarias. cuatro jóvenes piadosos. se opuso contra todo lo malo del reino de Babilonia. Estos jóvenes dijeron: "no nos contaminaremos", y Dios pudo comunicarles su propósito. Creo que es importante insistir sobre este hecho, porque lamentablemente en nuestros dias el estudio profético es emprendido en muchos casos por personas muy poco espirituales. Si hemos de conocer el propósito de Dios al estudiar este libro, debemos recordar que consiste en revelaciones, declaraciones y visiones dadas a un hombre espiritual que se hallaba apartado de la iniquidad de su época; y para poder entenderlo nosotros también necesitamos una mente espiritual y estar apartados de todo lo impío y de todo lo que pudiera estorbar nuestro progreso en las cosas divinas. Es necesario que tengamos siempre presente estas palabras: "Mirad por vosotros mismos. para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo. sino que recibáis galardón completo" (2'. Juan 8).
La verdad divina se asimila por medio de la conciencia; y esta es la razón por la cual los hombres más brillantes pueden leer la Biblia del principio al fin repetidas veces sin oír jamás la voz de Dios. Se ha dicho que «lo que es carne para un hombre es veneno para otro». La misma palabra de Dios puede transformarse en veneno para un hombre no espiritual si éste la lee sin sujetarse a Dios; al leerla descubre dificultades, y se levanta luego de su lectura afirmado más en su incredulidad que cuando se sentó a considerarla. Pero, por otra parte, el mismo libro en las manos de una persona espiritual -que se ha postrado en la presencia de Dios, y reconoce su condición perdida y confía en el Señor Jesucristo como su Salvador. que trata ahora de vivir para Dios y de sujetar toda su vida a su Palabra da otro resultado: este hombre lee el mismo libro, y descubre que es un alimento para su alma. que lo edifica en su santísima fe.
Si deseas ser iluminado con respecto a las cosas divinas, debes asegurarte que andas en el poder de un Espiritu no contristado, ya que «la comunión íntima de Jehová es con los que le temen».
H. A. Ironside
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