Hungría vive hoy el sorprendente y creciente fenómeno de la “migración inversa”. Es decir, cuantos más emigrantes (es decir, “refugiados”) llegan a Europa, más europeos huyen del viejo continente, especialmente hacia la Hungría de Orban, al parecer se trata del único país europeo capaz de defender la “cristiandad”. Desesperados por la situación que vive su país, un gran número de alemanes se han establecido alrededor del Lago Balaton, buscando la protección del Gobierno húngaro.
“La gente se queja de la situación en Alemania y afirman que va de mal en peor”, señala el agente inmobiliario húngaro, Ottmar Heide. Según Heide, hasta el 80% de sus clientes son alemanes, prófugos de su país que huyen de la política de “puertas abiertas” de Angela Merkel. Afirman que en Alemania ya no hay seguridad para educar a sus hijos libremente. Velentin y Jennifer Durader, un matrimonio alemán, destacan que se han mudado a Hungría por temor a los inmigrantes musulmanes, que han empezado a maltratar a los vecinos de su barrio.
“Nosotros somos cristianos, y en general no tenemos nada contra los musulmanes, pero estos que han llegado son gente especialmente agresiva, tienen una cultura diferente y ni se les ocurre acomodarse. Nosotros sencillamente no hemos podido aceptarlo, porque eso significaría que deberíamos acomodar a ellos nuestra vida cristiana pacífica y tranquila”, declaró el matrimonio.
También el obispo húngaro Gyula Marfi parece compartir esa tesis. Hace pocos meses declaró: “No se engañen, ellos han venido a desestabilizar a Europa. Su idea matriz es la yihad, lo cual implica que tienen que ir conquistando espacios; su finalidad es construir el dominio de la Sharia en todo el mundo. No les permiten ir a Qatar o a Emiratos Árabes, pero en vez de eso les entregan grandes cantidades de dinero para mandarlos aquí a la ‘conquista’ y la desestabilización de Europa”.
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