miércoles, 17 de agosto de 2016

El objetivo político de la unión entre católicos y evangélicos: La implementación de un solo gobierno global ecuménico por medio del trabajo social




La Declaración de Manhattan es el modelo de acción ecuménica que la Iglesia Católica esta 
implementando en los países latinoamericanos.

Lideres evangélicos como Luís Palau primero trabajaron con lideres católicos por motivos sociales para después caer en el engaño ecuménico.

El presidente del seminario teológico bautista del sur Albert Mohler firmó el documento.

El 20 de noviembre, 2009, más de 150 personas representándose como líderes cristianos de trasfondos ortodoxos, católicos, y evangélicos, declararon su unidad con motivo de temas de la moral. Los signatarios que se unen a la Declaración de Manhattan (DM) se identifican con sus firmas al pie de la declaración: “Nosotros, como Ortodoxos, Católicos, y Cristianos Evangélicos, nos hemos reunido [para afirmar] principios fundamentales de justicia y de bien común.”1 El sitio de la red de la DM declara que la finalidad del documento es “sencillamente para hablar con una sola voz respecto a los temas morales más pujantes del día de hoy... [la DM] es sencillamente una declaración de solidaridad sólo con respecto a los temas sociales que le competen.”2 El mismo documento no pareciera tener ningún otro fin además del mencionado. Sin embargo, en una sección del sitio de la red de DM titulada “Un mensaje a todos los signatarios de la Declaración de Manhattan,” se declara sin tapujos que el llamado es a la acción política. Con esto se pone en claro que de hecho, la Declaración de Manhattan es tan sólo el último paso en el camino cuesta abajo para implementar la doctrina social católica. Aún hay otra finalidad. Ésta se declara principalmente en los documentos del II Concilio Vaticano y documentos posteriores. Por medio de los temas sociales, la Iglesia Católica Romana procura atraer a sus filas a los creyentes bíblico-evangélicos para que no tengan protesta alguna tocante a los temas fundamentales como la autoridad de la Biblia y el Evangelio.

1 Sitio red principal, segundo párrafo; http://www.manhattandeclaration.org/. 
2 http://www/manhattandeclaration.org/faqs 1/14/2010 Q. 4.



Los autores intelectuales 

Los autores intelectuales de la DM son Robert George, un ferviente católico romano supliendo al fallecido Richard John Neuhaus; Timothy George, decano de la Beeson Divinity School (Escuela Teológica Beeson), y Chuck Colson del Prison Fellowship Ministries (Ministerios Carcelarios en Comunidad) y ahora del Center for Christian Worldview (Centro de la Perspectiva Mundial Cristiana).

Opresión y persecución histórica de la iglesia católica

El Preámbulo presenta retazos de la historia pretendiendo dar apoyo a su legado de “tradición” cristiana, pero guarda silencio respecto a dos de los sucesos de mayor consecuencia en la historia de Europa. El primero se trata de los seiscientos años del reino de terror dirigido por el Papado de la Iglesia Católica Romana con su asesina Inquisición. El segundo evento y de igual importancia es la Reforma del siglo dieciséis debido a que la gente común descubrió las Escrituras y el Evangelio. Fue necesario omitir estos hitos claves pues cualquier mención a ellos hubiera destruido la presunta solidaridad que la DM ostenta desplegar.

Por ejemplo, el Preámbulo declara, “Fueron los Cristianos los que combatieron al enemigo de la esclavitud: los decretos Papales en los siglos XVI y XVII denunciaron las prácticas de la esclavitud y excomulgaron a cualquiera envuelto en la trata de esclavos.” Sin embargo, ya para el comienzo del siglo 16, Europa ya había sido esclavizada por trecientos años de decretos Papales que robaban, torturaban, y asesinaban a millones de creyentes en la Biblia y otros a lo largo del Santo Imperio Romano. La Inquisición fue un instrumento Papal por el cual la gente fue víctima del terror y doblegada a profesar el falso evangelio católico romano con todo su pertrecho de prácticas acompañantes. Pasarían más de trecientos años más antes que se pusiera fin a la Inquisición a fines del siglo dieciocho. Es un escándalo y desvergonzada desgracia que Timothy George en particular, y Robert George como hombre educado, permitieron tal baño de cal a la sangrienta historia de la Iglesia Católica Romana de la cual se presume aquí.

7 DM, Sección de la DM titulada “Declaración.” 8 Efesios 1, 2:1-9.

A partir de 1203, el Papado inició su asesino sistema de la Inquisición con la “limpieza étnica” de los albigenses en Francia, pues creían en la Biblia. En 1572, el Papado cumplió un edicto emitido por Papa Pío V antes de su muerte, y jugó un papel decisivo en la Masacre del Día de San Bartolomé, en el cual hasta 70,000 hugonotes franceses fueron “étnicamente purificados” del suelo de Francia. En el siglo diecisiete, el Papado también estuvo altamente comprometido en la “limpieza étnica” de los Valdenses, creyentes en la Biblia, o “gentes de los valles” de los Alpes Cotos. Durante la Segunda Guerra Mundial, el estado Católico Romano de Croacia, con el visto bueno del Papado, también afligió a los serbios ortodoxos y otros con “limpieza étnica.” El Papado también jugó un papel clave en la preparación del camino para el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial, y desde lejos guardaba silencio mientras millones de judíos eran masacrados.9 El Papado no ha cambiado a pesar de su nueva táctica de llamar a los evangélicos “hermanos separados” en vez de herejes.10

Un poco más abajo en el mismo párrafo, el Preámbulo declara, “En Europa, los Cristianos han... peleado exitosamente para establecer la regla de la ley y el balance de los poderes gubernamentales, lo cual ha hecho posible la democracia moderna.” Por cierto que las iglesias Ortodoxas y Católico Romanas no pueden incluirse en esta declaración. Más bien, fueron los Protestantes de la Reforma – con la Biblia en mano – que tuvieron éxito en desmantelar el Santo Imperio Romano en el que el Papa, siendo la cabeza de la iglesia y el estado civil, podía darle fuerza de rigor a su doctrina antibíblica por medio de la ley civil. En su lugar, los Protestantes de la Reforma instituyeron el gobierno de la ley, y en America diseñaron magistralmente la Constitución creando enteramente un nuevo tipo de gobierno, una república representativa fundamentada en el rigor de ley, fundamentada en la Biblia. Sin la Reforma del siglo dieciséis, el Experimento Americano de un nuevo tipo de gobierno civil, no pudiera haber ocurrido; en este gobierno no hay ni iglesia del estado ni jefe de gobierno que sostenga autoridad temporal y autoridad como la que sostiene el Papa. Muchos emigrantes de Europa, Inglaterra, y Escocia huyeron a las colonias Americanas en los siglos diecisiete y dieciocho, debido a los terrores que la Iglesia Católica Romana perpetraba en sus tierras. Para los Católicos, incluyendo a Robert George, que aleguen una tradición de 2.000 años “buscando justicia en nuestras sociedades, resistiendo a la tiranía,” simplemente es una desvergonzada mentira.


Objetivo político de la Declaración de Manhattan 

El sitio de la red lo deja muy claro que la DM tiene un objetivo político. En la sección de la red titulada “Mensaje a todos los signatarios de la Declaración de Manhattan,” se declara esa finalidad; a saber, “Queremos componer un movimiento – centenares de miles de cristianos católicos, evangélicos, y ortodoxos orientales quienes se colocarán al lado de otros hombres y mujeres de buena voluntad en la defensa de los principios fundamentales de la justicia y del bien común.13

Es aquí que se define a los cristianos como católicos, evangélicos, y ortodoxos orientales. Por tanto, los verdaderos cristianos evangélicos se han de juntar en yugo igual con católicos y ortodoxos orientales, de los cuales ninguno de los dos es cristiano. Además, este recién formado grupo “cristiano” también se ha de juntar en yugo igual con “otros hombres y mujeres de buena voluntad,” que se supone significa ateos, paganos, animistas, y otros tales como budistas e hindúes. Este es precisamente el grupo mundial que es el objetivo del “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia” [Católica Romana] quienes han de promover el quehacer izquierdista hacia la implementación global. 

Es patente en demasía que el movimiento ha de propagar la agenda social Católica Romana, pues sale a la luz con la frase “justicia social y el bien común.” La justicia en la doctrina social Católica Romana se define con particularidad. Ahora incluye justicia “económica,” la cual es una frase de moda para apelar a la “redistribución de las riquezas de los países ricos a los más pobres.” La carta pastoral de los obispos de EE.UU.AA. de 1995, titulada “Justicia económica para todos,” declara, “En la doctrina católica, los derechos humanos incluyen no sólo los derechos civiles y políticos sino también derechos económicos... ‘todos tienen el derecho a la vida, comida, ropa, refugio, descanso, atención médica, educación, y empleo.’”14 No obstante, en la Escritura, Dios no habla respecto a derechos. El mandato bíblico resguarda contra la injusticia y concede a los hombres la responsabilidad de ser propietarios de bienes propios y de tomar sus propias decisiones económicas. También le permite al hombre la libertad de fracasar en sus propósitos. La importancia de la verdadera economía es que no ofrece principalmente riquezas y extravagancias sino más bien su oferta principal es una de libertad y responsabilidad personal para ejercer su vida ante Dios en Su universo. Tal responsabilidad lo confronta cara a cara con la ley de Dios, o su propia ley, y con su fracaso inevitable de vivir a la altura de cualquiera de las dos. Le concede la oportunidad de ir más allá de lo que puede ver y controlar, y de buscar lo que de veras es la verdad. Es aquí que la suprema autoridad de la Biblia y del Evangelio lo encaminan a la verdad que necesita en realidad. Es entonces cuando puede comprender que debe depender de Dios mediante Jesucristo. Al contrario, el ímpetu tras los “derechos económicos” (i.e. la “redistribución de las riquezas”), según el llamado de la agenda social Católica Romana, procura trasladar la responsabilidad del individuo ante Dios, y pasarla al estado civil o a la Iglesia Romana, lo cual lo deja desmoralizado. Estas dos instituciones entonces se tornan o en un dios o en un intermediario ilegítimo del verdadero Dios.

La frase “el bien común,” mencionada ocho veces en la DM, es un sobreentendido para hablar del quehacer social Católico Romano. Por tanto, el Compendio oficial Papal declara lo siguiente.

La enseñanza social de la Iglesia exhorta a reconocer la función social de cualquier forma de posesión privada en clara referencia a las exigencias imprescindibles del bien común... El destino universal de los bienes comporta vínculos sobre su uso por parte de los legítimos propietarios... De ahí deriva el deber por parte de los propietarios de no tener inoperantes los bienes poseídos y de destinarlos a la actividad productiva, confiándolos incluso a quien tiene el deseo y la capacidad de hacerlos producir.15

Pocos caen en cuenta que este concepto del “bien común” en la enseñanza católico romana involucra la fuerza del gobierno civil para exigir su cumplimiento, pues requiere la participación de todo individuo.16 Esto mismo es lo que el Papa Benedicto urgió en su encíclica, “Caritas in Veritate” de junio 29, 2009,17 y por lo que también apela el Compendio Papal oficial.18 ¿Cuántos de los evangélicos que han firmado el DM habrán entendido que lo que pareciera ser una inquietud conservadora, apoyada en la Biblia, respectiva a la “justicia y el bien común” – palabras que en America expresamente se derivan al Preámbulo de la Constitución – aquí se ha forjado en una herramienta engañosa que se usaría en contra de ellos? Cuando los evangélicos cristianos firman la DM, el quehacer de la agenda social Católico Romana con sus obligaciones morales que se deben cumplir a la fuerza, es lo que en verdad se está promoviendo. Ese quehacer se opone diametralmente a la Biblia, a la Constitución de los Estados Unidos, y a la Carta de Derechos. Cuando quede enteramente construida, la institución político-religiosa de mayores proporciones prevista por el Papado será totalmente coactiva, así como lo ha sido en todos los regímenes totalitarios. Por tanto, cuando la DM habla de que el catolicismo romano ha sido solidario con la libertad cuando en realidad no lo ha sido, y jamás lo será, es patente que Robert George y sus asesores católico romanos han puesto una trampa para los insospechosos evangélicos en particular.

13 Manhattandeclaration.org/for_signers_whats_next 1/14/2010.
14 National Conference of Catholic Bishops, (Conferencia nacional de obispos católicos); www.osjspm.org/rights_and_duties.aspx 2/10/2010
15 Compendio, Sect. 178. Énfasis suplido.
16 Compendium, Sect. 167.

17 http://www.vatican.va/.../encyclicals/.../hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-in-veritate_en.html. 18 “Charity in Truth”, (Caridad en Verdad) Sect. 67.

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