La condicion laodiceana de la Iglesia
En Apocalipsis 2-3 se nos da una historia profética del estado moral de la Iglesia profesante, desde los días de los Apóstoles hasta los últimos días de la Iglesia, justo antes de la venida del Señor para llevar a Su pueblo al hogar de gloria. El séptimo y último estado es el de Laodicea, en el cual la Iglesia profesante es retratada en una condición despreciable de indiferencia hacia Cristo (Ap. 3:14-22). El Apóstol Pablo también describe la condición del testimonio cristiano de los últimos días como estando en el mismo estado ruin, en el cual la maldad moral y doctrinal abundarían (2 Ti. 3:1-9; 4:3-4). Esta descripción, acertadamente EVENTOS PROFETICOS 150 muestra el presente estado de cosas en la Iglesia profesante de hoy. Lo siguiente que sucede en el libro de Apocalipsis, luego de que se describe el estado final de la Iglesia, es la venida del Señor para llevar a Su pueblo al cielo (Ap. 4:1*). Podemos concluir entonces que la venida del Señor debe estar muy al alcance de la mano. No ver más, tus pocos escogidos En egoístas contiendas divididos, Sino bebiendo en paz la gracia Que da unidad a sus corazones; Señor, apura el día del claro brillo, Aquella expectativa que brilla sin fallar, Donde Dios brillará en luz divina En gloria que nunca acabará.
El clamor de media noche ha pasado
Mateo 25:1-13
En este pasaje de la Biblia se nos muestra un cuadro del período completo de la Iglesia, desde sus primeros días hasta la venida del Señor. Muestra que luego de que la Iglesia, como la esposa, recibió la noticia de la venida del Señor, se estableció en la tierra y se quedó dormida (Mt. 25:1-6). La esperanza de la venida del Señor por los Suyos estaba virtualmente perdida como toda la profesión cristiana. “Descuidada y dormida” con respecto a esta esperanza maravillosa. Entonces se escucha un clamor en la noche: “He aquí, el esposo viene” (Mt. 25:6). Aquellos que duermen se levantan de su sueño con el conocimiento de que el esposo venía. Poco después de este despertar, el esposo llega y aquellos que estaban listos entran con El a las bodas (Mt. 25:17-20). En medio de la oscuridad que ha penetrado en el cristianismo por más de 1500 años, Dios despierta a los cristianos al conocimiento consciente de que el Señor estaba por venir. Este reavivamiento tiene lugar en el siglo XIX. Con más de 150 años pasados desde este evento, la Iglesia aún está en la tierra, lo cual nos lleva a darnos cuenta de cuán cerca está la venida del Señor. LA CERCANIA DE LA VENIDA DEL SEÑOR 151 Oh día de maravillosa promesa; El esposo y la esposa Vistos en gloria por siempre Y para siempre satisfechos.
El renacimiento de la independencia nacional judia y las condiciones politicas en medio oriente
En Mateo 24:32-34, en Marcos 13:28-30 y en Lucas 21:29-32, el Señor Jesucristo enseñó que cuando “la higuera,” un símbolo de la nación Israelita, floreciera de nuevo y diera hojas, Su venida estaría cerca. En 1948, luego de muchos siglos sin un país, Israel comenzó a retomar tierras otra vez. Declararon su independencia como nación. Con las hojas de la profesión solamente y no con frutos reales hacia Dios, los judíos están listos para recibir al falso Mesías, el anticristo, del cual habla la profecía. El Señor continúa diciendo, “Y todos los árboles” (Lc. 21:29). Esto se refiere a otras varias naciones. Egipto y Libia han tomando prominencia en años recientes. Las naciones árabes están también ocupadas haciendo acuerdos con Rusia para suplirse de armamentos. Estas naciones sabemos que estarán eventualmente aliadas con Rusia (Dn. 8:24). Las naciones en Europa occidental se están alineando también en un acuerdo común (la comunidad económica Europea). Esto podría muy bien ser la anticipación del reino de las diez naciones de la Bestia (Dn. 7:7; etc.). Todos estos eventos son anticipaciones y no el mismo cumplimiento de estas escrituras, pero estos eventos serán cumplidos en el período de la tribulación, luego de que la Iglesia haya sido llevada a la gloria. Esto podría demostrarnos que “el fin de todas las cosas se acerca” (1 P. 4:7).
B. Anstey
Traducido por Adrian Martinez y Ricardo Guillén
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