El principio del remanente.
En Ezequiel 9 vemos al hombre vestido de lino poner una señal en la frente de los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominacíones que se hacían en Jerusalén. El conjunto iba a ser alcanzado por el juicio, pero un remanente que temía a Jehová iba a ser perdonado.
En Malaquías 3:16 hallamos el mismo principio. Un siglo había transcurrido desde el retorno de la cautividad; entre los que, un día, habían aclamado con júbilo la fundación del templo, no quedaban, en medio de una multitud que se había desviado, sino algunos que "temían a Jehová” y que hablaron cada uno a su compañero; remanente que pensaba en Su nombre y para quienes "fue escrito libro de memoria”.
Es el mismo principio el que volvemos a hallar en 2 Timoteo 2:17 a 22. Varios contendían sin ningún provecho y "para perdición de los oyentes"; se pronunciaban “profanas y vanas palabrerías"; los que se entregaban a ellas iban a caer más y más en la impiedad y sus palabras carcomerían como gangrena. Se notan casos específicos de falsas enseñanzas, como los de Himeneo y Fileto. Algunos los escuchaban y su fe quedó trastornada. Grande era la responsabilidad de los que enseñaban equivocadamente: y grande tambén la de aquellos que los escuchaban. ¿Qué hacer en semeiante situación?
Lo que Dios ha establecido permanece, como lo veremos en seguida, y "conoce el Señor a los que son suyos”. La responsabilidad de los que se apegan a El es entonces doble: "apartarse de iniquidad" ---es decir, de todo lo que el hombre ha establecido y que no es conforme a la Palabra de Dios y "limpiarse" de los utensilios para usos viles. Por analogía con 1 Corintios 3 se podría ver, en los utensilios de oro y de plata, a los rescatados que tienen la vida de Dios y están fundados sobre la redención; en tanto que, en los utensilios de madera y de tierra, (materiales que no soportan el fuego) es dable apreciar a los que no tienen la vida. Se podría también, según el contexto de los versículos anteriores en 2 Timoteo 2, comparar "los utensilios para usos viles" con los que enseñan falsamente y con sus oyentes. Por último, no se trata sólo de la realidad interior de la vida divina (la que, a veces, el Señor solo la discierne) (v. 19), sino también del testimonio dado (compárese v. 22).
Mas no es según Dios que uno permanezca solo: "Sigue -dice el apóstol -la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón limpio invocan al Señor”. Así se forma un remanente según los mismos principios que en el Antiguo Testamento, a fin de apegarse al Señor y no pronunciar Su nombre en vano.
Pero, según Hebreos 13, si es necesario salir " fuera del campamento”, la Palabra subraya que es "a él" que se trata de ir: Cristo como centro de reunión permanece; es hoy, como en los primeros dias de la Iglesia, el mismo Nombre que congrega.
G. Andre
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